¿Cómo están mis meninas favoritas? Espero que #atopedepower. Bueno, tengo el objetivo de que arranquéis 2017 #limpinasyfresquinas. Ya sabéis que para mí el ritual de limpieza es uno de los básicos y la mayoría lo hacéis mal (sí, no te hagas, ahora, la loca que el ojo de Mitre todo lo ve). Y la razón no es otra que la pereza. Es como lavarse los dientes, como lo dejamos para última hora, cuando ya nos caemos del sueño, queremos que sea rápido (e indoloro). Y por eso hay tantos productos en el mercado que prometen una limpieza exprés. Así que si tienes toallitas, tíralas. O úsalas solo para limpiar la piel antes de hacer ejercicio. Las únicas que he probado y me gustan son las de Neutrogena. Solo las he visto en Estados Unidos, pero únicamente las uso para «quitar lo gordo». ¿Por qué no me gustan las toallitas? Porque no limpian en profundidad, arrastran la porquería, pero nada más. Y tienen demasiados principios que pueden ser irritantes. Prueba a limpiar con ellas cualquier superficie (zapatillas de correr incluidas)… os aseguro que son la versión cosmética del detergente.
¿Se puede lavar la piel con jabón? NO. Como explica la experta Paula Begoun, en su magnífico libro The best skin of your life starts here (no está traducido al castellano), «mucha gente con la piel grasa o mixta piensa que cuanto más tirante le quede la cara tras la limpieza mejor, porque así estará más limpia. Y es justamente todo lo contrario. Esa sensación de tirantez es un signo de que la piel está irritada y deshidratada. El mayor problema de los jabones es que son muy alcalinos (lo que significa que tienen un pH alto). Cuando aumenta el pH de la piel, su manto ácido se irrita, cambia la composición de la flora cutánea y la actividad de las enzimas de la epidermis. El pH normal de la piel es 5.5, y la mayoría de los jabones tiene un pH alcalino, entre 8 y 10, lo que impacta de forma muy negativa en la superficie de la piel causando irritación y un aumento de las bacterias«.
Independientemente del producto que elijas para limpiarte, la piel nunca debe quedar tírante o con sensación grasa. Y seguro que, ahora, me preguntaréis por los cepillos faciales. ¿Merecen la pena? Solo os digo que yo uso una toalla húmeda o una gasa (como las de los bebés), que realizan una exfoliación mucho más suave que los cepillos y que muchos peelings con grano. Y son bastante más baratas.
La piel se limpia todas las noches, aunque no te maquilles, porque hay que eliminar la suciedad y el exceso de sebo de la superficie de la piel. Yo aprendí de mi madre que cuando uno llega a casa, se desviste, se pone cómodo y se limpia la piel «para que respire» y he convertido el gesto de la limpieza en todo un ritual (sencillo).
Aquí os dejo mi paso a paso:
Paso 1
Retira el pelo de la cara con un gorro, pinzas o una cinta. Hay que limpiar el cuello y por detrás de las orejas y si tienes la melena por la cara, no lo harás bien. Para mí el gorro de baño es el más útil porque no deja marca en el flequillo. Los velcros rosas que llevo en la foto son coreanos.

Paso 2
Retira el maquillaje de los ojos con discos algodón y bastoncillos. Impregna los discos con agua micelar (mi favorita es la de Biorderma) o un bifásico, como Take de Day Off, de Clinique.

Deja el producto actuar y ¡no frotes, ni restriegues! ¡No entables una guerra con tu piel! El contorno de ojos es una zona muy delicada, porque no tiene glándulas sebáceas, así que no lo maltrates tirando de la piel. Desmaquilla con suavidad, sin arrastrar con fuerza, ni frotar para no irritar la zona.

Con el agua micelar consigo quitar hasta el maquillaje de larga duración o waterproof. Aquí os conté cómo me hago el eyeliner.

Paso 3
¿Te has desmaquillado y por la mañana te has levantado con restos de máscara en la zona de la ojera? Las esteticistas niponas tienen un truco genial: usar bastoncillos para limpiar las pestañas. Humedece la punta del bastoncillo en agua micelar y desmaquilla suavemente, como si peinases las pestañas.

Paso 4
No te olvides de los labios. Aquí de nuevo uso agua micelar. Dobla el disco de algodón por la mitad y arrastra por toda la superficie del labio.

Paso 5
Los productos de maquillaje tienen mucho pigmento y una buena ración de siliconas, así que elige una segunda fórmula al agua para limpiar en profundidad. Me gustan especialmente los geles (busca una fórmula sin sulfatos), como Pureté Thermale de Vichy. También, las tipo crema que se emulsionan al entrar en contacto con el agua, como Gentle Cleansing cream de Shiseido, que llevo años usando a diario en la ducha.

¿No te gustan las texturas gel? Otra muy buena opción son las espumas, como esta de Mádara.
Paso 6
Me gusta retirar el producto con una toalla humedecida en agua o con una gasa húmeda y así realizó una suave exfoliación de la piel.

Paso 7
A continuación, vaporizo agua termal sobre el rostro.

Paso 8
Este paso sería opcional, pero a mí me gusta mucho darme un buen masaje con un bálsamo desmaquillante, como Take de Day off Cleansing Balm de Clinique. Ahora, voy a empezar con el nuevo Sensual Skin Cleanser de Elle Est Belle. Otras marcas que tienen bálsamos maravillosos son Eve Loom y Darphin con su Aromatic Cleansing Balm.

Realizo un save masaje, fundiendo el producto con la piel y retiro de nuevo con la toalla humedecida.

Paso 9
Solo uso tónico si no lleva alcohol y me encantan las aguas de rosas, como esta de Melvita que vaporizo sobre todo el rostro.

Paso 10
No uso crema de noche. Como mucho, me aplico un retinol (el ingrediente antiedad por excelencia), como Retinol 0.3 de Skinceuticals. Si aplicas un retinol, asegúrate de que la piel esté bien seca. Ahora, en invierno, por culpa del calefacción, tenemos la piel más seca, porque hay menos humedad en el ambiente, así que para dar un plus de nutrición a veces uso el bálsamo Aroma Night de Decleór, justo después de vaporizar el agua de rosas y con la piel aún humeda, para así sellar el agua en su interior. Una delicia.

Coge una pequeña cantidad de bálsamo y lo calientes en la mano hasta que se transforma en un velo de aceite.

A continuación, me acerco las palmas de la manos a la nariz y hago un par de respiraciones y disfruto del aroma de los aceites esenciales de albahaca, jojoba y Ylang Ylang. Este es un gesto que hago habitualmente antes de aplicarme cualquier aceite, ya sea de rostro o cuerpo. Me produce mucha calma y me relaja un montón. Un gesto muy sencillo y efectivo para las que vamos por la vida como pollo sin cabeza.
Espero que esta noche pongáis en práctica estos #Mitretrucos. En breve, más y mejor.
Fotos Silvia Martínez.
A mi me encantan los productos de «Dr Hauschka» en espacial la limpiadora, es fantastica.